Arte románico: la "Maiestas Domini" de Sant Climent de Taüll
- molondriz96
- 30 sept 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 2 oct 2021
La Edad Media fue una época de gran importancia para Europa, entre otras cosas porque durante este periodo se consolidó el pensamiento cristiano y las bases de la civilización occidental. Una forma precisa para entender la mentalidad de ese tiempo, es acercarnos al arte medieval y, nosotros, lo haremos a través del románico catalán. Para ello, no solo debemos tratar de entender sus imágenes y expresiones artísticas sino, también, la concepción que los hombres de ese periodo tenían del arte y la belleza, es decir, adentrarnos en lo que se denomina "Estética Medieval", maravillosamente estudiada por Umberto Eco en su libro Arte y belleza en la estética medieval.
A modo de introducción, podemos señalar que el mundo medieval está repleto de signos, alegorías y expresiones artísticas de lo Trascendente, siendo una verdad superior el fundamento de todo lo plasmado en lo material. De este modo, lo inmaterial es expresado a través de un conjunto de manifestaciones sensibles, con lo que se adhiere a toda imagen o concepto una determinada relación de semejanza o de analogía con lo metafísico (Eco, 2013: 88).
No obstante, a la par con este simbolismo cosmológico, también se desarrolla un pensamiento racional cristiano que trata de apoyar, filosóficamente, aquello que el arte expresa a través de lo material: la existencia de Dios en el mundo. Así, encontramos autores desde San Agustín hasta Santo Tomás de Aquino, pasando por San Bernardo de Claraval o San Buenaventura, que construyen las bases filosóficas de la Teología Cristiana. Pero la plasmación simbólica sirve para dar a conocer a los fieles, de forma más sencilla y comprensible, lo que la doctrina sostiene teológicamente. Así, poco a poco, el arte ‒y también los mismos teólogos‒ explicarán con imágenes lo que el hombre común no entendía en términos racionales.
El arte medieval, por lo tanto, busca la correspondencia entre lo natural y lo sobrenatural, llenando las imágenes de símbolos y creando, inconscientemente, una exigencia de proporción estética que anhela lo espiritual. Los artistas medievales no trataban de mostrar la calidad de la pintura ni construir una teoría del arte sino reflejar la belleza absoluta, que solo es atributo de Dios. Para que esto se llevara a cabo fielmente, el arte seguía una serie de cánones y reglas fijas, como veremos en "Sant Climent de Taüll" (Tatarkiewicz, 2016: 93). Puede decirse, entonces, que convivían en la época medieval dos formas complementarias para llegar a la Verdad: el alegorismo universal mostrado en las iglesias y el razonamiento metafísico de los grandes teólogos. A continuación, se va a analizar cómo la estética sostenida por los teólogos de la época se refleja en la Maiestas Domini de la iglesia de "Sant Climent de Taüll", situada en la Vall de Bohí (Lérida).
CONTINUARÁ...
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